Cuando me imagino caminando por estos caminos desolados y cubiertos de musgo, mi corazón empieza a latir aceleradamente. Una sensación de miedo se apodera de mi mente. La tenue y misteriosa luz dorada del sol sólo penetra débilmente a través de las grietas de los árboles caídos y el exuberante follaje a lo largo del camino.
Todo a mi alrededor es inquietantemente silencioso. El aire húmedo y el olor a humedad del bosque húmedo crean una atmósfera desolada y evocan existencias ocultas. Los sonidos hacen eco de pasos que se acercan y justo detrás de mí. No me atrevo a mirar atrás, sólo intento regular mi respiración para mantenerme calmado y no revelar ningún miedo.
El musgo verde cuelga de árboles centenarios como mechones de cabello demoníacos. La sensación de ser perseguido se extiende y no puedo dejar ir la ira dentro de mí. cualquier leve ruido me hace temblar. Me imagino los ojos turbios acechando desde los árboles, esperando y listos para recibir al ingenuo vagabundo en el corazón del bosque.
Tengo ganas de huir, perdido en este espacio oscuro. Pero cuanto más me concentro, más me doy cuenta de que este mismo miedo ha transformado los caminos solitarios en una experiencia única y mística. Hay un encanto increíble en los misterios del bosque verde y una alegría indescriptible al superar el miedo y descubrir las maravillas que encierra.
Entonces, a pesar del miedo que puede persistir en lo más profundo de mi corazón, me atrevo a enfrentarlo. Porque sólo superando el miedo puedo explorar verdaderamente la tremenda belleza en medio de la naturaleza salvaje y mística de estos caminos desolados y cubiertos de musgo.