En este vídeo somos testigos de una madre búfalo que intenta salvar a su cría de los lagartos más letales del mundo: los dragones de Komodo.
Aunque sabemos que las duras reglas de la naturaleza son necesarias para que nuestros ecosistemas funcionen una y otra vez, no por ello resulta menos desgarrador presenciar cómo una madre pierde a su bebé.
Los dragones de Komodo no solo son los lagartos más grandes de la Tierra, sino que también se encuentran entre los más peligrosos. Los dragones adultos pueden alcanzar una longitud de hasta 3 metros y pesar más de 136 kilos.
Sin embargo, lo que las hace especialmente peligrosas es el cóctel mortal que supone su mordedura. Su saliva contiene una mezcla de veneno y bacterias, lo que provoca un shock y una infección grave en sus presas.
Debido a esta mordedura letal, hay pocas posibilidades de que una presa sobreviva incluso si escapa del ataque inicial. Es solo cuestión de días antes de que un fugitivo sucumba a su mordedura infectada.
Sin duda, los dragones de Komodo son amantes de la carne. Aun así, su alimentación es variada e incluye una amplia gama de presas, desde aves y lagartos pequeños hasta mamíferos grandes como ciervos, cerdos e incluso grandes búfalos de agua.
No solo les encanta la carne, sino que les encanta comer mucha. En una sola comida, son capaces de comer hasta el 80% de su peso corporal.
¡Eso es básicamente como si un humano comiera una hamburguesa de 140 libras de una sola vez!
Un búfalo bebé es el objetivo de un grupo de dragones de Komodo hambrientos. Su madre está cerca y hace todo lo posible por asustarlos, pero a pesar de ser más grande que ellos, está tan superada en número que no puede hacer nada.
El nombre de “dragón de Komodo” proviene de la isla indonesia de Komodo, el hábitat nativo del animal. El nombre local del lagarto es “ora”, que significa cocodrilo terrestre. Fue documentado por primera vez por científicos occidentales en 1910, cuando los rumores de un “cocodrilo terrestre” llegaron a oídos del teniente van Steyn van Hensbroek, de la administración colonial holandesa.
Los dragones de Komodo harán que hasta el más apasionado amante de los reptiles quiera mantener cierta distancia. Me parte el corazón pensar en el bebé búfalo y su madre, pero las leyes de la naturaleza deben respetarse aunque parezcan duras.