Un hombre llamado Ales Basista que vive en un remoto pueblo de montaña y mantiene leones como mascotas a pesar de las críticas de vecinos y amigos que los consideran peligrosos.
Basista ha estado criando leones durante dos años, cuidándolos desde alimentarlos hasta jugar con ellos en el jardín.
Sus vecinos y amigos han expresado preocupaciones sobre su decisión de mantener leones, y muchos otros estarían en desacuerdo con tener leones como mascotas privadas.
Basista rescató a su primer león, Alex, de un circo cuando tenía siete meses de edad. Alex sufría de una columna vertebral deformada, y Basista creía que habría muerto sin su ayuda.
Más tarde, una leona llamada Mijanka se les unió, y formaron una pequeña familia. Basista les alimenta alrededor de 200 kg de carne al mes y cree en proteger su código genético.
A pesar de considerarlos como mascotas, Basista respeta su naturaleza salvaje y es cauteloso durante el tiempo de juego.
Reconoce que los leones pueden causar daños inadvertidamente debido a su fuerza, pero es atento y responsable.
La relación de Basista con los leones ha evolucionado con el tiempo, y ahora los considera miembros de la familia.
El artículo discute la perspectiva de Basista sobre los críticos y su compromiso de cuidar a los leones a pesar de los desafíos.